Dentro del programa de feria de este año
destaca el cartel que anuncia un festejo taurino en el peculiar coso llerenense,
donde, como hito histórico, se citan tres jóvenes matadores nacidos en
Llerena, a quienes desde este blog les deseamos salud y suerte.
Esta circunstancia nos anima a indagar sobre
el origen y evolución de la feria a lo
largo de los seis siglos y pico de antigüedad que la contemplan, advirtiendo al
lector que son escasas las fuentes de las que disponemos en las fechas correspondientes
al Antiguo Régimen (desde el reinado de los Reyes Católicos hasta la muerte en
1833 de Fernando VII).
La primera noticia que de la feria en cuestión
disponemos nos la proporciona el licenciado Morillo de Valencia, el primer
cronista de Llerena, allá por 1640. En efecto, Morillo, en su importante y ya
conocido Compendio o laconismo de la
fundación de Llerena…, al referirse a la feria manifestaba:
Por
pribilegio antiguo del Rey D. Henrique tercero, todos los años tiene feria
pública día del bien abenturado San Mateo apóstol y evangelista por espacio de
veinte días, diez antes y diez después; es de mucho concurso, en especial de
ganado.
Lacónica, en efecto, la información sobre la
feria, circunstancia que lamentamos, especialmente porque no hemos encontrado
en el Archivo Histórico de Llerena datos añadidos sobre este particular,
limitándose la información recogida a simples anotaciones sobre la recaudación
de alcabalas en los días feriados. Sin embargo, aunque sucinta, destacamos algunos
apuntes importantes:
-
Su larga celebración en torno
al 21 de septiembre, día de San Mateo.
-
Que hasta finales del XIX
quedaba bajo la advocación del santo evangelista.
-
Que se trataba de una feria básicamente
ganadera.
-
Y su extraordinaria
antigüedad, que supera los seis siglos, pues el reinado de Enrique III de
Castilla se desarrolló entre 1393 y 1406.
Salvo las anotaciones en el libro de alcabalas,
no disponemos de más noticias hasta 1752, concretamente en la respuesta a la
vigésimo nona pregunta al Catastro de Ensenada. Textualmente:
Ay una
feria que se celebra el día 21 de septiembre, de la que no tiene la Ciudad
utilidad (recaudatoria) alguna por pertenecer (su cobranza alcabalatoria) a las
rentas provinciales que se administran de cuenta de la Real Hacienda los
derechos que en ella se devengan e importan tres mil reales de vellón, poco más
o menos.
La siguiente referencia corresponde al
Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura en 1791:
Esta
Ziudad tiene privilegio de feria, que se celebra el día de San Mateo. Concurren
varias jentes con tiendas de todas clases, y también con género de jabón y
legumbres.
Escasa, por lo tanto, la información disponible
sobre nuestra feria durante el Antiguo Régimen, y parca también la recaudación
alcabalatoria, circunstancias que induce a pensar que se trataría de una feria
de reducida actividad comercial, especialmente si la comparamos con otras
próximas, como las de San Juan y San Miguel en Zafra, o la de Guaditoca en el
santuario de su nombre, en término y jurisdicción de Guadalcanal, ferias de las
que existen abundantes referencias históricas.
Corroboramos esta hipótesis añadiendo que, siendo
los festejos taurinos unas manifestaciones artísticas, recreativas y culturales
frecuentes en nuestra ciudad durante el Antiguo Régimen, nunca se asociaron a
la feria, sino al Corpus, a la festividad de Ntra. Sra. de la Granada o para
celebrar alguna victoria de las armas de S. M.
y ciertos acontecimiento en la familia real.
Ya en el siglo XIX, nuestra feria experimenta
un extraordinario impulso al socaire de los nuevos tiempos, impulso animado por
el mercantilismo del liberalismo imperante. En efecto, en esta nueva época
(Nuevo Régimen o Tiempos Contemporáneos), las ferias, aparte del mercado de
ganado, semillas, aperos y útiles domésticos, ofrecen un multitudinario
espectáculo, con festejos taurinos, representaciones teatrales, circos, fuegos
de artificios y, más adelante (principios del XX), con el cinematógrafo, que de
todo ello hemos podido recopilar abundante información en las revistas y
periódicos de la época.
Así, en Llerena, para potenciar su feria se construyó
en la segunda década del XIX el coso taurino de Puerta Aurora, modélico en su
tiempo y testigo de importantes acontecimientos taurinos. Hasta entonces los
festejos se celebraban en la Plaza Pública, llevando hasta allí el ganado en
arriesgada carrera por la calle de la Corredera.
El 4 de julio de 1837 aparece en el BOPB el siguiente anuncio, que pone de manifiesto la explotación del nuevo coso taurino para fines benéfico, practica usual en aquellas fechas:
Otras veces se utilizaba la afición taurina con fines bien distintos, como este otro anuncio que sigue, también inserto en el BOPB (edición del 7 de enero de 1843), dando cuenta de corridas de toros por las calles públicas:
La primera crónica que hemos leído sobre los
festejos taurinos acontecidos en el coso de Puerta Aurora corresponde a la Revista
“El Telegrama de Loterías y Toros”, en su edición de 25 de Agosto de 1886,
crónica que describe el festejo del 14 de Agosto anterior, víspera de la
Virgen, lidiándose toros de la ganadería
de don José Herrera. Textualmente:
1º Negro
listón, de cuernas largas y altas, a fuerza de acosarlo y cambiar los picadores
los terrenos, recibió de Postigo cuatro puyazos por una caída y la pérdida de
un jaco, del Chato otras tres por un tumbo: Centeno en los quites escuchó
palmas; Eugenio aprovechando le clavó un buen par cuarteando llegando bien, y
previo dos pasadas otro a la media vuelta; el toro empezó a defenderse en este tercio
y así llegó a la muerte: Centeno brindó ante el Sr. Mudena; se dirigió a su
enemigo que deseaba hacer presa, lo pasó con dos naturales por alto para media
estocada ida y contraria, y media estocada delantera quedándose la res; nueve
pases más, para un pinchazo bueno; tres pases para otro pinchazo, otro ídem
quedándose en ambos la res; tres pases para media estocada bien puesta; un
gracioso le pinchó en los ijares con un estoque al ir a doblar la res, Gallango
le tiró la puntilla: palmas á Centeno; silva al cachetero.
Fue el
segundo de pelo lombardo, de muchas libras, bien puesto, y manso por añadidura;
del Chato, recibió dos varas por dos buenas caldas, y de Postigo cuatro…
También hemos localizado otra crónica, ésta en
la Revista “Pan y toros” (año II, nº 79) correspondiente al 4 de octubre de
1897. En ella, se comentan los festejos de los días 27 y 28 de Septiembre en
Llerena, en una feria que ya no era la de San Mateo, sino la de San Miguel:
Ahora,
dejando la palabra a nuestro corresponsal en Llerena, entérense nuestros
lectores de lo que sucedió en las corridas de feria de aquella población
celebradas en los días 26 y 27 del mes último y en las que intervino el diestro
Padilla, actuando Calderón de sobresaliente.
Fueron
los bichos de Moreno Santamaría e hicieron la siguiente faena: El primero,
berrendo en negro y de hermosa lámina, mostrase bravo y noble, tomando nueve
puyazos dando cuatro caídas y matando tres jacos. Padilla hace quites
superiores que le valen aplausos. Antolín y Baena cumplen con tres pares
buenos. Padilla, con traje verde y oro, trastea con valentía y agarra una gran
estocada. Ovación, sombreros y cigarros.
El
segundo fue berrendo en negro, capirote, se llamaba Furioso, aguanta nueve varas,
dio cuatro caídas y mató tres jacas. Padilla y Calderón oyen palmas en quites. Calderón
y el Pito clavan tres buenos pares. Padilla pasó con frescura y parado, y
señaló un pinchazo, marcando el volapié, y luego dejó una gran estocada. Saca
el estoque y volvió la espalda al toro, que cae hecho una pelota. Ovación
ruidosa (…) Padilla
fue sacado en hombros y vitoreado por las calles de Llerena; por la noche fue
obsequiado con una serenata que le dieron las bandas musicales de esta
población y Guadalcanal…
La feria de la primera década del siglo XX parecía
decadente y mortecina, a juzgar por las noticias recogidas en la prensa de la
época, según las crónicas de los corresponsales locales (Erredé, Fernández
Santos, Rincón y Fernández, Pulguita…). Así, Rincón y Fernández, en su crónica
sobre la de 1907 (Nuevo Diario de Badajoz, edición del 31 de Octubre de 1907)
se lamenta del decaimiento de la misma, afirmando que el Ayuntamiento de
desentendía de su celebración, por lo que animaba a tomar la iniciativa a la
intelectualidad de la época, industriales y comerciantes. Esta misma opinión
compartía el cronista del Correo de la Mañana, edición del 29 de septiembre de
1915:
Feria
triste, esta antiquísima y renombrada feria de San Mateo, convertida en la de
San Miguel por el rodar de los años, y nada se hace desde el Ayuntamiento, el
comercio y la industria…
El programa de la de 1904, según Erredé en el Nuevo
Diario de Badajoz, fue el que sigue:
En definitiva, un buen resumen de los programas
feriales de la época, a la que habría que añadirle la feria ganadera a
desarrollar en los ejidos, con escenas como esta recogida del rodeo de Guadalcanal en los años veinte del siglo pasado.
El coso taurino de Puerta Aurora, muy desatendido desde principios del siglo XX, presentaba en 1928 un aspecto ruinoso, demandando la ciudadanía la construcción de una nueva plaza de toros, según hemos podido recoger del Noticiero Extremeño, edición de 10 de abril de 1928.
Éste era el aspecto tan deteriorado que ya presentaba en 1916, el coso de Puerta de Valencia, acogiendo un acto institucional de los Exploradores, hoy Bois Scouts.
El motivo sobre tal deterioro parecía residir en la dudosa propiedad del coso, litigando por la misma la familia Zambrano y la cofradía y hermandad de la Virgen de los Pobres, según hemos podido recoger del Noticiero Gaditano, en su edición del 20 de febrero de 1931.
El motivo sobre tal deterioro parecía residir en la dudosa propiedad del coso, litigando por la misma la familia Zambrano y la cofradía y hermandad de la Virgen de los Pobres, según hemos podido recoger del Noticiero Gaditano, en su edición del 20 de febrero de 1931.
Viví con intensidad la feria de los años cincuenta del pasado
siglo, años en los que mi familia estaba avecindada en la ciudad. Y con la
misma intensidad y frescura mantengo el recuerdo de la misma:
-
Feria ganadera en los ejidos,
donde se concentraban miles de cabezas de ganado caballar, mular y asnal, en un
rodeo al que concurrían vendedores ambulantes, aguadores, vecinos y forasteros
y tratantes de muchas leguas a la redonda, donde pasaba la mayor parte del día
acompañando a mi padre.
-
Feria cacharrera en la Plaza
Pública y aledaños, donde se concentraban casetas ofertando aperos ganaderos y
para la labranza, enseres domésticos de toda índole, juguetes, dulzainas…
-
Feria de cacharritos
(caballitos, cunitas, coches locos…), circense y teatral en el solar del
antiguo Pilar del Conde, donde desembocaban las calles de Santiago, Avalos,
Concepción…
-
Y feria de bailes, como aquel
concurrido y apretado del patio del Ayuntamiento, o el otro más distinguido del
casino de socios.
Respecto a la feria actual, ya la conocen ¡Que
la disfruten¡
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