domingo, 22 de noviembre de 2015

JOSÉ IGNACIO DE FIGUEROA Y MENDIETA, UN IMPORTANTE LLERENENSE DEL XIX (3ª parte)


LOS ASCENDIENTES DE JOSE IGNACIO DE FIGUEROA

 


La hidalguía nobiliaria de los Suárez de Figueroa es muy antigua e incuestionable. Historiadores especialistas en la casa del condado de Feria-Medinaceli sitúan su origen en tierras gallegas, desde donde en tiempos de la conquista de la actual Extremadura se incorporaron a los ejércitos de Alfonso IX y Fernando III, ayudándoles de forma decisiva en sus campañas militares. Fernando III y sucesores le recompensaron tal ayuda, cocediéndole paulatinamente en régimen señorial la mayor parte del territorio de lo que en su día fue el ducado de Feria.

El linaje de los Suárez de Figueroa ha sido objeto de innumerables estudios, dada su importancia en el contexto nacional y los pleitos mantenidos por su tenuta a lo largo de su dilatada historia. Aparte del mayorazgo y señorío del ducado de Feria, del que fue su pilar principal don Lorenzo Suárez de Figueroa, XXXIV maestre de la Orden de Santiago (1387-1409), por la zona de Extremadura se establecieron distintas ramas secundarias de este linaje. Una de ellas fue la de los Majarrés-Figueroa, cuya descendencia se extendió por el territorio del partido histórico de Llerena, encontrándoles avecindados en Medina de las Torres, Azuaga, los Santos…

La rama genealógica que más nos interesa en este estudio se instaló definitivamente en Llerena a partir de 1583, ciudad donde en 1808 nació el protagonista del estudio que nos ocupa, don José Ignacio de Figueroa y Mendieta. Precisamente tomamos la fecha de 1583 para desentrañar algunos aspectos sobre la ascendencia de don José Ignacio, porque en aquellas fechas surgió un interesante pleito de hidalguía a instancia de uno de ellos, en concreto de don Lorenzo Majarrés-Figueroa y Delgado. En efecto, en 1583 Ia llerenense Isabel Delgado, viuda de Lorenzo Majarrés-Figueroa (Medina de las Torres, 15¿?-15¿?), solicitó del Concejo, Justicia y Regimiento de la entonces villa de Llerena su inscripción como vecina. Le acompañaba su joven y único hijo, don Lorenzo Majarrés-Figueroa y Delgado (más adelante capitán y regidor perpetuo de la ciudad), llerenense de nacimiento, para el que inmediatamente solicitó su registro en el libro de hidalgos de Llerena.

Y a cuenta de esta petición surgió el problema, pues la hidalguía implicaba, aparte de ciertas preeminencias protocolarias, la exención en el pago de algunos de los impuestos y tributos reales y concejiles, recayendo la parte alícuota del hidalgo exento sobre el resto del vecindario, dado que los servicios reales se distribuían por encabezamiento concejil, al que contribuía cada vecino pechero con la parte proporcional que le correspondiera en función de su hacienda. Naturalmente, el concejo llerenense le denegó tal pretensión, alegando que desconocían los antecedentes familiares del pretendiente, que quedaba obligado a demostrar documentalmente su aspiración.

Esta negativa dio pie a un pleito por hidalguía ante la Sala de Hijosdalgo de la Real Chancillería de Granada, según hemos podido constatar tras la lectura de la lujosa y costeada Carta de Hidalguía despachada por la citada audiencia en favor de don Lorenzo Majarrés-Figueroa y Delgado, carta que resulta imprescindible para levantar el árbol genealógico de la rama de los Figueroa que nos ocupa.

En sus dos primeras páginas podemos comprobar el lujo de la copia de la carta de hidalguía citada, que pone de manifiesto la saneada hacienda del aspirante y litigante. Como muestra, se exponen a continuación sus dos primeros folios:




(Iconografía que parece recoger a los soberanos orando ante una imagen de la Virgen)



(Se recoge en esta otra iconografía a Santiago Matamoros y, en la parte inferior, el escudo familiar, con las armas de los Majarrés, Figueroa, Villalobos y Moscoso)


En efecto, el caso de la pretendida hidalguía de don Lorenzo Majarrés-Figueroa Delgado, como litigante, pasó ante la sala citada y oidores de Granada, donde en 1598 resolvieron en favor de don Lorenzo y en contra del Concejo de Llerena. Para ello, el pretendiente, representado por su procurador, aportó una serie de testigos, todos naturales de Medina de las Torres (donde principalmente se asentaba la hacienda y mayorazgo del aspirante) y septuagenarios, por lo que algunos decían haber conocido a los padres, abuelos y bisabuelos del litigante y aspirante, además de haber oído hablar de los rebisabuelos.

Así, en la probanza todos los testigos se identificaron como vecinos pecheros de Medina, dando cuenta de su profesión y edad, manifestando que don Lorenzo Majarrés-Figueroa Delgado había nacido en Llerena, de donde era natural su madre, Isabel Delgado, aunque la infancia la había vivido en Medina, hasta la reciente muerte de su progenitor. Por esta circunstancia, conocían al litigante.




En primer lugar, tras el pertinente juramento, se recoge el testimonio de Alonso Fernández Herrador, pechero y vecino de Medina de las Torres. En favor de la validez de sus testificación jugaba su avanzada edad (75 años decía tener) y el hecho de haber ejercido como escribano en  Medina. Así, manifestaba que por su edad había conocido personalmente al litigante, a su padre (Lorenzo Majarrés-Figueroa y Mesía), a su abuelo (Lorenzo Majarrés y Suárez de Figueroa) y a su bisabuelo (Luis de Majarrés y Figueroa). No llegó a conocer al tatarabuelo, Rodrigo de Majarrés de Aragón, pero, como personaje importante que fue dentro del contexto de la Orden de Santiago y su provincia de León en la actual Extremadura, había oído decir que ostentó el hábito de la Orden de Santiago y el título de comendador de Medina de las Torres (1477) y Azuaga (1483), circunstancias que eran de dominio público. Añadía al respecto, que todos los citados habían vivido y morado en Medina, donde acumulaban una importante hacienda, faltando sólo de la villa cuando iban a cobrar las rentas de los bienes raíces que poseía en la villa de los Santos. Respecto al linaje familiar, afirmaba que “procedían de casta y generación de caballeros muy notorios e hidalgos (…) e venían e descendían de la casa del Duque de Feria e de la casa de Majarreles  e de la casa de los Villalobos e Moscoso (…) y habían hecho demostración de venir de las dichas casas en los reporteros y en los entierros que tenían en la capilla mayor de la dicha Iglesia de la dicha villa de Medina de las Torres”, cuyos escudos señoriales formaban parte del de los  Majarrés-Figueroa-Moscoso-Villalobos, según se recoge en los primeros folios de la Carta de Hidalguía que nos ocupa:





Según el testigo que nos ocupa, el cuarterón superior izquierda (cinco paneles en campo rojo) correspondía a los Majarrés. El superior derecho (cinco hojas de higuera en campo amarillo) a los Figueroa. Abajo, suponemos, porque no lo explica, a la izquierda el de los Moscoso y a la derecha el de los Villalobos.

Concluía y reforzaba su testimonio afirmando que en Medina nunca pagaron pechos, circunstancias bien conocida por el testigo, por su condición de escribano de la villa durante años, manifestando que no había encontrado inscrito en ningún padrón antiguo de pechero a los antecesores del litigantes, y, por lo contrario, sí los había visto registrados en numerosos documentos como alcaldes ordinarios y regidores del concejo de Medina por el estamento noble.



El segundo de los testigos decía llamarse Bartolomé García Potrero, pechero de 73 años y persona cualificada por no tener relación de parentesco con el litigante. A lo dicho por el primer testigo, aportaba algunos datos genealógicos decisivos, al afirmar que había oído decir que don Rodrigo Majarrés (rebisabuelo del aspirante, caballero del hábito de Santiago, comendador de Medina y de Azuaga y, al parecer, fundador en Medina de las Torres del mayorazgo familiar), casó con doña Mencía Suárez de Figueroa, de la casa del duque de Feria, de cuyo matrimonio nació don Luis de Majarrés, que casó con doña Leonor Mesía, estos últimos padres de don Lorenzo Majarrés-Figueroa y Mesía, abuelo del aspirante. Sobre los Manjarreles o Majarreles,  añade que procedían de Aragón, según tenía entendido, y que el primer caballero de este linaje que se incorporó a estas tierras santiaguistas llegó acompañando al Rey de dicho Reino (don Fernando, padre del infante don Enrique, maestre de la Orden de Santiago a partir de 1407), asentándose en Jerez de los Caballeros.

Rodrigo Delgado, clérigo presbítero, vecino de Medina y de 64 años, fue el tercero de los testigos presentados. Refiere lo ya comentado por los que le precedieron, añadiendo, por su condición de clérigo, que los antecesores del litigante se casaron según mandaba la Santa Madre Iglesia, siendo todos hijos legítimos y criados en sus respectivas casas de moradas. Añadía que don Luis y don Rodrigo Majarrés estaban enterrados en el monasterio de dominicos de Santo Domingo del Campo, ubicado a media legua de la villa de Medina “la qual capilla e entierro estaba dotada de muchas rentas y se dezían seys missas en cada semana”. Concluyó confirmando la pureza de sangre del linaje, que en ningún momento fue cuestionada por la Inquisición.

Siguen tres testigos más, que nada nuevo aportan a lo ya recogido, concluyendo el expediente de hidalguía con el fallo de los oidores de la Real chancillería de Granada, quienes, tras la iconografía de Felipe II, sentenciaban así:



 

Que debemos mandar y mandamos que a don Lorenzo Majarés-Figueroa se le an de guardar todas las honrras, franquicias y libertades y exsenciones que se suelen acostumbrar y guardar a los otros hombres hijosdalgos (…) y debemos condenar y condenamos al dicho Concejo, Justicias y Regimiento de la dicha villa de Llerena (…) a que agora y de aquí adelante no le hechen ny repartan pedidos ny moneda ny servicios ny  otros pechos ny tributo alguno, reales ny concejales… , todo ello definitivamente firmado en Granada a…

Hasta aquí, el análisis de la carta de hidalguía de don Lorenzo Majarrés-Figueroa y Delgado, redactada con todo lujo de detalles, resaltado los dos lujosas láminas que preceden, aparte del inicio con letra capitular de cada uno de sus apartados y una iconografía de Felipe II. La lujosa carta se encuentra localizada en la Biblioteca Nacional de Madrid (Mss. 9.052) y, suponemos, en muchas ocasiones habrá sido consultada para determinar la genealogía de esta linajuda e importante familia llerenense, con conocida ascendencia nobiliaria y una extraordinaria proyección en el mundo de las finanzas y de la política en los siglos XIX y XX.

Para confirmar y completar la genealogía, nos hemos asomado a las frecuentes páginas webs que tratan sobre este aspecto. Así, don Adolfo Barredo, en su “Nobiliario de Extremadura” manifiesta que el linaje de los Manjarrés o Majarrés procede de la localidad riojana de Manjarres, cuyo nombre tomaron los progenitores de las familias hoy así apellidadas. Una rama de este apellido pasó a repoblar Jerez de los Caballeros, lugar de donde derivaba el don Rodrigo Majarrés que a mediados del siglo XV enlazó con una rama segundona de los Suárez de Figueroa, fundando mayorazgo en Medina de las Torres, según ya hemos relatado.

Alfonso de Figueroa, en su obra “Familias Españolas”, añade que los primeros Majarrés o Manjarrés eran descendientes de la Casa Real de Aragón. Aparte, por distintas fuentes genealógicas se confirma que Rodrigo Majarrés de Aragón (nacido en Jerez de los Caballeros sobre 1425) fue comendador de Medina (1477) y Azuaga (1489), fundando un mayorazgo con sus posesiones en Medina de las Torres y los Santos de Maimonas. Estuvo casado con doña Mencía Suárez de Figueroa, que, al parecer, fue hija del conde de Feria, don Gómez Suárez de Figueroa (y Mesías) y de doña Elvira Lasso de la Vega, de donde el linaje tomó el apellido cabecero de Figueroa, que se mantiene en la actualidad (otros opinan que pudiera ser hija de don Pedro Suarez de Figueroa y doña Blanca Sotomayor, en cualquier caso del linaje Suárez de Figueroa). Para concluir con la biografía de don Rodrigo, el marqués de Siete Iglesias (Vargas-Zúñiga, A. Alonso de Cárdenas, último maestre de la Orden de Santiago, nota 23, Sevilla, 1970) sitúa a don Rodrigo en el importantísimo Capítulo General de la Orden de Santiago, precisamente celebrado en Medina de las Torres, el 20 de octubre de 1475, cuando don Diego de Alvarado, pretendiente al maestrazgo de la Orden de Santiago, renunció en favor de Alonso de Cárdenas, allí presente.

Por lo demás, confirmado lo contenido en la Carta de Hidalguía, hijo de don Rodrigo y doña Mencía fue don Luis Majarrés y Figueroa, nacido en Medina de las Torres, hacia 1460.

A don Luis le sucedió don Lorenzo Majarrés Suárez de Figueroa, nacido en Medina sobre 1500. Fue alcaide de la fortaleza de Feria, capitán de infantería y marido de doña Leonor Mesía.  Murió en 1542, enterrándose en la capilla mayor de la iglesia de su villa natal.

Al anterior le sucedió, como ya hemos adelantado, su hijo don Lorenzo Majarrés-Figueroa y Mesía. Nació en Medina y casó en Llerena con Isabel Delgado, una de sus vecinas, asentándose esta familia en Medina, donde se situaba la mayor parte de su hacienda. Del matrimonio nació el litigante Lorenzo de Figueroa-Majarrés y Delgado que nos ocupa, nacido en Llerena y criado en Medina. En 1583, tras la muerte de su padre, solicitó avecindamiento en Llerena, y también su acreditación como hidalgo, circunstancia que motivó el pleito de hidalguía descrito en párrafos anteriores.

Siguiendo siempre la línea genealógica que nos interesa (http://www.geneaordonez.es/nabweb/ppl/5/c/cf0b73c76706453cdc5.html), la que llega hasta don José Ignacio de Figueroa y Mendieta, este último don Lorenzo casó en Llerena con Isabel Valencia Portillo, de cuyo matrimonio nació don Diego de Figueroa-Majarrés y Valencia (Llerena1601-¿?)

Don Diego casó con doña Agustina Sotelo de Rivera, padres del siguiente en la saga familiar, don Diego de Figueroa-Majarrés y Sotelo de Rivera.

Este otro don Diego (Llerena, 1644 - ¿?) casó en Llerena con doña María Granada Muñoz Morillo de Ortega, de cuyo matrimonio nació Pedro Antonio Majarrés-Figueroa Muñoz (Llerena, 1666-¿?)

Don Pedro Antonio casó con doña Isabel de Casaus y Castilla, padres del siguiente en la genealogía estudiada, don Francisco Majarrés-Figueroa Casaus (Llerena, 1687-¿?).

Don Francisco Majarrés-Figueroa Casaus casó con Isabel Mesías de Monroy, padres de don Lorenzo de Figueroa y Monroy (Llerena, 1733-1789), que estos fueron los apellidos con los que se identificaba, abandonando por primera vez el del linaje de los Majarrés.

Don Lorenzo casó con doña Teodomira de Casaus y Castilla, de cuyo matrimonio nació don Luis de Figueroa y Casus (Llerena, 1781- Francia, 1853), que casó en 1807 con doña María Luisa de Mendieta Ramírez de Arellano.

Sobre este último Figueroa, siguiendo a Guillermo Cortázar (“La dinastía española de fundidores de plomo en Marsella: don Luis de Figueroa y Casaus (1781-1853)”, en Haciendo Historia, homenaje al profesor Carlos Seco, Madrid, 1989), la bibliografía de este otro Figueroa (padre de nuestro protagonista, don José Ignacio e impulsor del extraordinario patrimonio familiar) es bastante extensa y conocida, dada lo azarosa de su vida.  En su juventud estudio leyes en Sevilla e ingresó como cadete en las Reales Guardias de Corps, donde obtuvo el grado de alférez en 1807. Este mismo año contrajo matrimonio en Madrid, con doña María Luisa de Mendieta Ramírez de Arellano, compartiendo un único hijo, el principal protagonista de esta historia, José Ignacio de Figueroa y Mendieta (Llerena, 1808, Madrid, 1899).

En la Guerra de la Independencia, don Luis, de talante liberal y afrancesado, tomó partido por el rey intruso, José Bonaparte, a quien acompañó en 1814 en la retirada francesa de la Península, una vez derrotado su ejército por las tropas anglo-luso-españolas. En Francia se enroló como comandante en el ejército de Napoleón que participó en la batalla de Waterloo, donde el emperador sufrió su última y definitiva derrota, en junio de 1815.
       Desde entonces se estableció don Luis de Figueroa en Francia, consiguiendo en poco tiempo consolidarse como uno de los grandes industriales de Marsella, aparte de entablar excelentes relaciones con la aristocracia francesa, en la que estaba incorporada desde su exilio la ex reina María Cristina, madre de Isabel II.

Desde Marsella llegó a controlar el plomo procedente de España, donde también adquirió algunas fundiciones, como las de Adra, ciudad centro del emporio minero e industrial que empezó a levantar en Andalucía Oriental, rodeándose de los mejores técnicos metalúrgicos del momento, con cuya ayuda obtuvo importantes beneficios y prestigio dentro de este sector industrial.

Murió en 1853, dejando a su único hijo un patrimonio valorado en cerca de 4 millones de francos.

 

 

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